Por Winston Orrillo
Cuando dejo de ver a mi hermano el poeta puneño –aymara, no quechua por si acaso- José Luis Ayala, aparte de preguntarme qué estará haciendo, no puedo dejar de adivinar qué estará escribiendo o publicando. Si su entrañable poesía, si su ensayística desafiante, si su narrativa esclarecedora, si su pasión biográfica paradigmática….
De repente me llega una llamada de la inefable Norita –su compañera y colaboradora esencial, quien me dice que “el cholo” tiene algo para mí. Mando, pues, por un libro –sé que se trata de un libro- pero me llegan tres y, con el encargo, de pasar, unos días después, por los otros…
Pues, aparte de su producción bibliográfica, él hace la página cultural (diaria) del único matutino que nos abre las puertas y ventanas hacia el mundo verdadero, y no a la caricatura de realidad que nos presentan, mutatis mutandis, los latifundios mediáticos (Hugo Chávez dixit).
Al final, cuando por fin lo encuentro (en una representación diplomática, en busca de visa: hemos sido invitados al Festival Internacional de Poesía de Granada), me veo obligado a preguntarle cuál es su preferido. Cuál de los volúmenes –todos, de suyo importantes- es el que me señala para preparar una reseña, para invitar a su lectura.
Me parece haber oído que es su Juan Basilio Catacora Heredia, Protomártir de la Independencia Americana. Exhaustiva biografía de uno de los personajes más cautivantes de la gesta que, precisamente, estamos ya conmemorando: la de los doscientos años de la ruptura del cordón umbilical que nos uniera con España (y sobre la que tan esclarecedoras páginas ha escrito Felipe de Jesús Pérez Cruz, doctor en Ciencias Pedagógicas, miembro de la Sociedad Nacional de Historiadores de Cuba e integrante de nuestra Escuela Pedagógica Latinoamericana EPLA).
El 29 de enero de 1810, el personaje del presente libro, pronunció estas palabras: “Está bien. Mi vida nada importa. Yo sé que la sangre de un revolucionario humea eternamente”.
Si solo fuera por este pensamiento, ya estaría justificada la ímproba tarea emprendida por el poeta e historiador José Luis Ayala.
En efecto, el volumen relata, con páginas encendidas, la gesta de uno de los personajes cardinales de la aún oculta historia de la Emancipación Americana: el doctor Juan Basilio Catacora Heredia, abogado defensor de humillados y ofendidos, masón, revolucionario y libertario. Formado bajo la influencia de la gesta de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, el prócer aparece, en el libro, como un paradigma de la integración ideológica de las elites libertarias de las universidades de del Cusco y Chuquisaca, y devela la enorme cantidad de héroes anónimos que cimentaron –sacerdotes y civiles denodados- su hasta ahora participación oscura en la Junta Tuitiva de 1809, en la ciudad de Nuestra Señora de la Paz (entonces Alto Perú),
El autor ha trabajado, exhaustivamente, en archivos de Bolivia y el Perú, de modo que la base documental es no solo sólida sino muy seria, plena de datos verificables y sustentada en el arma de la verdad histórica –por su pletórico fondo documentario- que nos permite apreciar la magnitud de uno de los tantos prohombres que el culposo manto del olvido tenía aprehendido.
Protomártir de la Independencia Americana, Juan Basilio Catacora Heredia (Acora, Puno, 1868-La Paz, 1810) fue asesinado mediante garrote vil, y luego expuesto en la horca. Su delito: haber participado, protagónicamente, en la revolución americana y haber formado parte de la Junta Tuitiva en La Paz (Alto Perú) –un Gobierno del pueblo y para el pueblo-en 1809, que tuvo la osadía de proclamar la Independencia Americana. Catacora fue victimado, al lado de Pedro Domingo Murillo y los revolucionarios Rodríguez, Lanza, Castro, Sagárnaga, Medina, Figueroa, Bueno, Jiménez, Jaén y Graneros, muertos por orden (judicial) de José Manuel de Goyoneche (1776-1846).
José Luis Ayala (1942) continúa, con este volumen, su camino de revelarnos personalidades y protagonistas de gestas patrióticas y culturales; pero no lo hace con el frío escalpelo de un “científico social” adocenado, sino que su investigación ha sido realizada con su alma de poeta, de hombre premunido de un bello sentido de reivindicación colectiva, que no resiste la injusticia del silenciamiento a los ocultos padres de la patria silenciada y silenciosa.
En su esclarecedor prólogo, el prestigiado historiador Hernán Amat Olazábal señala que la presente es “una de las obras más sustanciosas de la vasta producción de José Luis Ayala, tanto por su virtuosa calidad literaria, cuanto por su extraordinario despliegue en el análisis heurístico y hermenéutico, basado en una larga y prolija búsqueda documental, del análisis exhaustivo y fecundo de la bibliografía y de la memoria oral trabajada con excepcional solvencia teórica y metodológica”. En fin que “La lectura de cada una de estas pátinas invita a un verdadero deleite”.
Resumimos, como diría el clásico, el acceder a este nuevo libro del poeta, historiador y ensayista José Luis Ayala, es algo “dulce et utile”.
En Retablo Palabras Feb 2010
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