Por Winston Orrillo
En este sentido deviene esencial la lectura de un volumen que acaba de aparecer como homenaje al XXX aniversario de la Revolución Popular Sandinista (1979- 2009), y en los precisos momentos en que la internacional derechista latinoamericana, encabezada por nuestro tristemente célebre “Marito” celebra la victoria del apinochado empresario mapochino en la Primera Magistratura de la tierra de Pablo Neruda, Víctor Jara y Violeta Parra, para no citar sino a algunos de los compañeros eternos del legado cultural revolucionario...
Se trata de "Un grano de maíz", edición peruana de una espléndida, sugerente y didáctica conversación –más que entrevista- entre el entonces (la edición original es de 1992) Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Dr. Fidel Castro Ruz, y el Comandante de la Revolución Sandinista, ex Ministro del Interior en su Nicaragua y actual Embajador (de lujo) de la Patria de Rubén Darío en el Perú.
El inexhaustible diálogo se produjo entre el 18 y el 20 de abril de 1992, e Independientemente del aspecto coyuntural –como verbi gratia el colapso de la URSS y de la llamada comunidad socialista- el volumen deviene en una suerte de atalaya del mundo en las postrimerías de la pasada centuria.
Fueron más de diez horas de trabajo, dividido en varias sesiones , en las que se tocaron temas fundamentales como el Nuevo Orden Mundial, luego del asesinato de la URSS, la ensangrentada historia del neoliberalismo, frente a una supuesto “desideologización” que primaría en el orbe; el mal llamado Quinto Centenario (quién descubrió a quién); conceptos y especificaciones sobre esa travestida señorita llamada “democracia”; las nunca bien llevadas (por el Tío Sam) relaciones entre Cuba, los Estados Unidos y Nuestra América; la importancia trascendente de la biotecnología en Cuba; una perspectiva (crítica) sobre el cacareo de los “derechos humanos”, la defensa de la utopía (en el buen sentido de la palabra), la lealtad a los principios, y, en fin, un periplo (inagotable) entre libros y lecturas, que nos demuestra que el Héroe del Moncada y de la Sierra Maestra, el Vencedor de Playa Girón es uno de los hombres más cultos del mundo, con una curiosidad por todo lo existente, que lo coloca como arquetipo en la clásica definición de Terencio del Humanismo: “Hombre soy, nada de lo que es humano me es extraño”.
Pues bien, el humanista Fidel conversa y responde a las inteligentes preguntas de otro paradigma de intelectual revolucionario, comprometido con la causa del hombre nuevo, el comandante sandinista, Tomás Borge, quien firma la entrevista, la misma que no sería, es obvio, tan enjundiosa, si no fuera por el élan fúlgido de su prosa, su incontenible despliegue de metáforas (como que TB es, sin duda, un poeta), pero, sobre todo, ese hálito de defensa de todo lo existente que lo incluye en la definición de otro clásico, esta vez, Protágoras, el sofista, quien dijera “El hombre es la medida de todas las cosas”.
Sobre el enigmático título, es martiano, pero mejor dejémosle la palabra a Borge:
“Creo que sus palabras van a contribuir a borrar algunas de las cortinas grises inventadas por la pornografía política para ocultar verdades sencillas y rotundas.
En mi opinión, Fidel, al margen de su voluntad y de su modestia, usted ocupará un lugar en la h historia como caballero andante, cuyas armaduras no se sabe bien si salieron de la forja de la lucidez o del coraje.
Creo, en efecto, que usted el día de hoy está más interesado en el resplandor de los tomates, en ponerle las espuelas a la genética, en reducir aun más la impresionante baja tasa de la mortalidad infantil en Cuba, que en rebasar las fronteras del grano de maíz donde cabe toda la gloria del mundo.
No tengo duda, por lo que he presenciado, de su alegría cuando se le acercan hombres, mujeres, ancianos, niños, para hacerle, incluso, el dulce reproche de su ausencia en alguna escuela, en alguna fábrica, y de su compromiso de llegar un día, promesas que ellos saben que serán cumplidas.
Lo he visto, a lo largo de los años –nos conocemos hace ya más de una década-, interesarse en cuestiones tan cotidianas como los resultados de un reencuentro deportivo, la levedad de los vinos, los milagros de las fibras en la salud. Lo he visto reír y llorar, asombrarse por la ingratitud, marginar el rencor, indignarse por la felonía, el egoísmo, la corrupción y la arrogancia.
Luego, deseo reiterar que no soy imparcial, pues mis afectos y convicciones están de este lado de la frontera. Fui por varias horas un periodista, pero nunca dejé de ser un compañero, un amigo.
Me voy impresionado por la implacable organización de sus ideas, por su sinceridad. Convencido de haber hablado con el discípulo de Martí. De haber hablado con un grano de maíz”.*
Así concluyen las 261 páginas de este libro del embajador y poeta revolucionario sandinista, Tomás Borge, que consideramos una lección impostergable de socialismo y de internamiento por los vericuetos de un mundo trepidante, como es el que se está pariendo en nuestras tierras de América.
* "Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz" José Martí
En Retablo Palabras Feb 2010
Comp. fotogr. a partir de
Foto Miguel Molina_END_ El comandante Tomás Borge y
Fidel, acuarela, José Luis Fariñas, 2006
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