El amor (te
lo advierto) a veces
pega coces
como un gris
borriquillo.
Y azuza y tasajea
los sueños
la confianza;
mas debes
soportarlo.
Hacer como si acaso
la ortiga fuera
un leve
tulipán
luminoso;
y convertir las llagas
en fuentes diamantinas;
y hundir tus ojos lentos
en sus charcos
de pena:
porque no hay primavera
sin un invierno previo;
y nunca la mañana
se vuelve más preclara
que cuando la nocturna
estación fue cerrada.
Así en la fiesta breve
del amor, amor mío,
debemos prepararnos
a sufrir delaciones
escarnio o quemaduras:
que nunca fue la llaga
más clara y necesaria
que cuando tú la sientes
hundida en tu camino
en tu sangre y pupila
recuérdalo, amor mío.
Imagen agregada: Amaneciendo. FOTO RCBáez
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