Por Winston Orrillo
Eduardo González Viaña es uno de los infatigables comunicadores que, desde “el Norte revuelto y brutal que nos desprecia” (Martí dixit), nos cuenta la saga de la inmigración, con ese talento excepcional que posee para la narración, y que ya ha dado frutos preciosos como “El corrido de Dante” y, sin prisa pero sin pausa, nos informa y opina a través de su “Correo de Salem”, vademecum imprescindible para enterarnos de su perspectiva -siempre polémica- sobre lo cotidiano.
El reciente fruto de su élam creativo es “El amor de Carmela me va a matar”, novela que relata la autumnal pasión -vía ciberespacio- de Carmela, una latina que se enamora de un gringo, Chuck Williams que, parecido a Robert Duval, solitario empedernido, le paga el pasaje a EE.UU. adonde llega nuestra protagonista, ahíta de ilusiones, y…
El gringo era un explotador nato: la hace trabajar. Al principio hay una suerte de caricatura de amor, pero pronto aprovecha la laboriosidad -característica- de la latina y la tiene, prácticamente, como una fámula, plenamente a su servicio, y para compensar su exigua pensión que no le daba para contratar a una ayudanta.
La obra está construida con suma maestría: desliza suspenso, porque no sabemos, al fin, si el gringo ha asesinado a las parejas que precedieron a Carmela, con lo que juega con un final abierto. Amén de los intentos de fuga de ésta, cuando columbra cuál puede ser su final y, máxime, ante el deplorable espectáculo de su presente.
Eduardo, fundador del trujillano grupo “Trilce”, no olvida su tesitura poético-filosófica y la pieza narrativa está adobada con páginas de gran belleza y de una prosa para meditar, independientemente de su vasta capacidad narrativa, que le permite introducir -como fugaces personajes- nada menos que a Raúl Vargas y a Abelardo Domínguez.
La sociedad “americana” y el caricaturesco “american way of life” es una temática constante en la novela que, en esencia, desmitifica el “sueño americano” para dolor de muchos ingenuos que aún creen en él.
La excelente novela, en principio, es de suma actualidad porque su piedra miliar es el famoso amor por internet, en el que siguen siendo “mecidas” innúmeras muchachas de estas y otras latitudes.
Por otro lado, el texto se imbrica en esa gran literatura latinoamericana que tiene como penates a Rulfo y García Márquez y Alejo Carpentier, porque en ella tenemos -¡cómo no!- lo real maravilloso y aquello que, para muchos es fantasía y, entre nosotros es purita realidad.
Profesor universitario, ganador de varios premios internacionales y hombre raigalmente comprometido con su tiempo, EGV no deja de opinar sobre el presente de nuestro país, premunido de una prosa ubérrima y desmitificadora.
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