Por Winston Orrillo
Sí, soy consciente de que estamos en época de crisis de paradigmas. Pero cuidado con el postmodernismo que pretende erigirnos, como deidades, el sinsentido, el caos continuo, el reino de la nada: planteado el apócrifo “fin de la historia”.
Esto puede ser usado como patente de corso para el ejercicio de la irresponsabilidad, del culto al nihilismo y demás especies, fácilmente ubicables en nuestro medio.
La excepcional cita de Ryszard Kapuscinski, que ha sido publicada en la contraportada de la tarjeta de invitación que todos deben tener (reléanla, por favor) plantea algo perfectamente congruente con la personalidad de nuestro homenajeado, el periodista, historiador y maestro .del periodismo peruano, Juan Gargurevich Regal.
La cita dice: “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”.
Y éste es el caso, precisamente: el nuevo Profesor Honorario de la querida universidad Ricardo Palma, que hoy incorporamos, es no solo el más importante historiador del periodismo del Perú, sino un verdadero ejemplo de cómo se ejerce el periodismo con el reclamo de ser, él, un derrotero hacia la verdad y la ética, con respeto escrupuloso por el pluralismo y la verdadera libertad de expresión.
Todo lo anterior, sustentado en una personalidad sui generis, que ejerce la bonhomía y la generosidad sin límites con sus amigos, colegas y alumnos.
Siempre presto para abrir sus vastos conocimientos –y hacerlos más grandes aun al compartirlos- no recuerdo momento alguno en el que haya solicitado su concurso, su asistencia, su orientación, su guía certera, que se haya estrellado con una negativa de cooperación por su parte.
No solo erudito, sino pleno de buen humor y poseedor de una ironía –que es una mirada generosa hacia las incongruencias del devenir- es una verdadera delicia leerlo, analizar sus escritos y compartir sus conocimientos en el área de la comunicación, los mismos que, nunca, están tachonados de banal prosopopeya.
Hasta acá, distinguido público académico y colegas del gremio y alumnos, les debo una disculpa porque mi discurso no tiene el engolamiento que, normalmente, suelen tener los panegíricos y apologías ad usum, máxime en ocasiones como la presente..
Y yo no he empezado por fatigarlos con la enumeración de su más de docena y media de volúmenes publicados –verdaderas preseas de y para la especialidad- y menos con la relación de sus cátedras y cargos y condecoraciones que yo sé, perfectamente, que muchas veces no son sino adornos en el intonso árbol de navidad de discursos como el que debería ser, pero no es con el que estoy fatigando su atención.
Baste decir que las obras de nuestro nuevo Profesor Honorarios son sine qua non para los que aspiramos a conocer el devenir de la comunicación en el Perú, los meandros del oficio periodístico y, aun más, detalles de una suerte de reconstrucción de época, como su singular “Historia de una noticia del siglo XVI: Capturamos a Hawkins”; o su amable periplo por la prehistoria periodística de nuestro Premio Nobel, realizada en su “Mario Vargas Llosa. Reportero a los 15 años”.
O su “Los Periodistas. Historia del gremio en el Perú”, imprescindible para sumergirnos en la vida y milagros –y/o pecados- de tantos colegas que, de otro modo, seguirían durmiendo el sueño del polvo del olvido.
Igualmente destacable es su imprescindible rastreo en la historia del hoy desaparecido diario “Ultima Hora. La fundación de un diario popular”, fundamental para rastrear los orígenes de “La prensa sensacionalista en el Perú”, otro de sus títulos más recientes. que, asimismo, nos da una clave para hurgar en ese fenómeno algo reciente –y no superado aún ni mucho menos- el llamado “periodismo chicha”.
En fin, lo que podemos decir, a guisa de colofón, es que gracias a Juan Gargurevich, que es hoy Decano de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación (qué buen nombre) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (con cuyos avatares nos solidarizamos) y ha sido Director de la Escuela de Comunicación Social de San Marcos, así como Coordinador de su especialidad de Periodismo. Gracias a él, decimos, no duermen en las telarañas de la incuria y el olvido, hechos e hitos de la historia de algo que es fundamental en los tiempos que corren: la comunicación social en el Perú.
Pero este periplo a través de su ya larga travesía en nuestros bienamados predios (nació en Mollendo en 1934), no estaría de ninguna manera completo, si obviara su diáfana condición de hombre comprometido, desde su perspectiva de pensador e intelectual, con ese nuevo mundo que hoy, ya, sabemos posible.
Ello se trasunta en su condición de dirigente gremial internacional, como vicepresidente de la querida y combativa FELAP (Federación Latinoamericana de Periodistas), antípoda de la publicitada y patronal SIP; así como vicepresidente, para América Latina, del Consejo de Formación Profesional de la entrañable OIP (Organización Internacional de Periodistas), tan alineada con el territorio de la justicia y el cambio social.
Actualmente, honra al Club de Periodistas del Perú (fundado en 1963),, al ejercer su presidencia.
Nuestro nuevo Profesor Honorario no solo ha dado y da cátedras de comunicación, sino que, desde los 20 -hace 57 años- ha trabajado en periódicos y revistas y agencias de noticias de tanta huella en Nuestra América, como ALASEI (la Agencia Latinoamericana de Servicios Especiales Informativas), de la UNESCO, creación del hoy asesinado (NOMIC), Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación; y la fundamental PL (Prensa Latina), de la Patria de Martí. Fue en esas circunstancias que ejerciera el cargo de Vicepresidente de la Asociación de Prensa Extranjera.
Quiero acabar con una cita ineludible de nuestro José Martí: “Honrar, honra”
Creo que la Universidad Ricardo Palma se honra al honrar a nuestro nuevo Profesor Honorario, maestro paradigmático e inabarcable historiador de la prensa como sustento de un compromiso con la verdad y el futuro de la criatura humana.
Fue ppublicado en La Calera, Lima, setiembre 28 de 2011.
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