Por Winston Orrillo
Un buen amigo me sugería que, de repente, ésa es la andropausia, un poco atrasadita, del autor de "Los cachorros". Sí, porque se puede ser un reaccionario respetable, pero Mario carga demasiado las tintas.
Todo lo popular, o lo que siquiera sea una amenaza para el Establishment, que es su becerro de oro, y basta, para que merezca una andanada de denuestos, realmente -entre otras lindezas- dignas de un escribiente de El Comercio de hoy o La Prensa de Pedro Beltrán Espantoso (no se ría porque ésa era su materno -y congruente- apellido materno.
De antología su multiorgasmo del domingo último, en el diario La República, en el que endilga, a la Patria del Che, toda clase de inanes análisis porque el candidato de Cristina no obtuvo la mayoría que debía haber merecido. En fin, lo mejor, para un domingo sin prensa excrementicia, es simplemente, dejar de leerlo, y cuando aparezca uno de sus cronicones, decirnos:
¡Vade retro, gusano!
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